Para entender el urbanismo del casco viejo de Lisboa, debemos saber algo más sobre el terremoto que sufrió.

En Lisboa apenas queda nada anterior al siglo XVIII, ya que el 1 de noviembre de 1.755 tuvo lugar un terremoto (estimado en 9 puntos en la Escala Richter) que mató a entre 60 y 90 mil personas, destruyendo aproximadamente el 85% de la ciudad. Fue tan fuerte que se dejó notar en muchos kilómetros a la redonda, llegado incluso a notarse en territorio español. La ciudad fue destruida no solo por el terremoto, sino que a éste le siguieron maremotos y diversos incendios. En vez de probar el levantamiento de la vieja ciudad medieval, Sebastião de Melo, Marqués de Pombal, destruyó lo que quedaba en pie y reconstruyó, partiendo de cero, la vieja ciudad, originando la hoy llamada "Baixa Pombalina".

Con su famosa frase “¿Y ahora? Se entierra a los muertos y se da de comer a los vivos”, comenzó una reconstrucción que tenía como norma que los edificios resistieran terremotos futuros. Se probaron distintos modelos, simulando los terremotos con las tropas marchando por las calles, algo de eficacia dudosa a mi parecer... El Marqués de Pombal se tomó en serio esto de los terremotos y realizó una encuesta en distintos lugares del país, en la que preguntaba asuntos como si los animales se comportaron de modo extraño antes del terremoto, si el nivel de los pozos había variado, el tipo de edificios que habían sido destruidos, etc.

La Lisboa de ahora debe mucho, muchísimo, a Pombal.

Fotos de Manuel González

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