Todo lo que nos rodea nos afecta, influye de una manera u otra en nuestra vida, por eso, para que ésta sea saludable y sostenible, también debe serlo nuestro entorno.

Cuando construimos pensando en las personas que habitaran esos lugares y en el medio ambiente en el que se ubicarán, estamos construyendo de forma sostenible y eso es arquitectura ecológica.

Cuando pensamos en construir, bien nuestra casa o incluso el mobiliario para nuestro huerto, debemos hacerlo valorando necesidades, las nuestras y las del entorno, aprovechar al máximo la energía solar, por lo que habrá que conocer la climatología del lugar. Utilizar fuentes de energía renovables, optimizar el uso del agua mediante una gestión eficaz y económica. Usar materiales reciclables y gestionar de forma sostenible los resididos.

No debemos olvidar que el objetivo de la arquitectura en sus orígenes era dotar de un entorno protector a mujeres y hombres respetuoso con el medio natural. Con el paso del tiempo, se ha perdido el espíritu inicial, olvidando que se trataba de una actividad creativa, integrada en la naturaleza y sus ciclos.

Construir de forma sostenible garantiza una calidad de la vida a las personas que habitan esos espacios y un respeto por el entorno en el que se ubican, con criterios de ahorro energético y sostenibilidad.

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