Aunque ambas piedras preciosas son muy similares y no siempre es fácil diferenciarlas, aquí te resumimos todas las claves para que puedas hacerlo.

La primera diferencia entre el zafiro naranja y el citrino es el color. El color naranja del zafiro se obtiene de forma artificial, mediante un proceso de difusión de calor, lo que le confiere un naranja muy profundo. También existen los zafiros naranjas naturales, en un tono más pálido, pero son muy difíciles de encontrar. Por su parte, el citrino tiene un tono dorado, menos saturado que el naranja del zafiro y más parecido al topacio.

 

El zafiro naranja es la segunda gema natural más dura, después del diamante. Por lo tanto, no le suelen afectar los ácidos y otros factores ambientales, mientras que el citrino es mucho más blando. ¿Qué significa esto? Que en el citrino podremos encontrar con facilidad marcas, pero en el zafiro no.

 

Otra forma de diferenciar un zafiro naranja de un citrino es fijarnos en el lugar de procedencia. Los yacimientos más importantes de zafiros naranjas están en Sri Lanka, Tailandia, Camboya, Birmania, Madagascar, Australia y Montana, y los de citrino, en los Montes Urales, Francia y Madagascar. No obstante, el citrino más comercializado es una gema procedente de Brasil pero que en realidad se trata de una amatista radiante, mucho más fácil de conseguir.

 

Y por último, la principal diferencia entre ambas piedras es el precio. Aunque este depende mucho de la calidad, el color y el corte, el zafiro naranja es generalmente más caro que el citrino. 

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