Rico en vitaminas, sales minerales, antioxidantes… ¿De verdad sabemos qué tomamos al beber un refresco?

Ya hemos hablado en otras ocasiones de la importancia de leer las etiquetas de los productos que consumimos y es que muchas veces nos dejamos llevar por los reclamos publicitarios y no somos realmente conscientes del contenido real de lo que estamos comiendo y bebiendo. En este manual vamos a hablar de los refrescos y, para ello, nos basaremos en este estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

 

¿Qué requisitos debe tener una bebida para ser considera un refresco? Según la ley debe contener menos de un 0,5% de alcohol y agua apta para el consumo, pero además debe incluir también uno o varios de los siguientes ingredientes:

 

  • Anhídrido carbónico (que genera el gas en las bebidas carbonatadas).
  • Azúcares.
  • Zumos.
  • Purés.
  • Disgregados de frutas y vegetales.
  • Vitaminas y minerales.
  • Aditivos y aromas.

Ahora bien, muchas veces existe una gran diferencia entre lo que una bebida anuncia y la realidad, por ejemplo, menos zumo y más azúcar. Hemos de tener en cuenta que los refrescos sin azúcar son ricos en edulcorantes artificiales y los que no contienen cafeína, usualmente llevan más azúcar. De hecho, la Coca-Cola sin cafeína es el refresco de cola que más azúcar contiene: un 11,1%.

 

Entre los refrescos con zumo, la ley señala que en el etiquetado debe concretarse el porcentaje de zumo. Muchos refrescos de fruta no llevan zumo, sino purés o disgregados e, incluso, otras veces, nada de fruta, solo aromas, colorantes y extractos.

 

Por su lado, las bebidas isotónicas, que se anuncian como ricas en sales minerales para reponer las pérdidas durante el ejercicio, suelen ser ricas en azúcar y su contenido en sales minerales es reducido o inexistente.

 

La OCU concluye su estudio recomendando agua para hidratarse, la mejor opción junto a los zumos naturales, y dejar los refrescos como caprichos ocasionales.

 

Imagen: ninacoco.

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