Un caballo suelto en el prado precisa de los mismos cuidados que otro estabulado.

La naturaleza del caballo, como la de cualquier otro animal, hace innato en él su desarrollo en libertad sin necesidad de estar estabulado. Soltar a un animal de estas dimensiones al campo, aumenta el ejercicio físico que va a practicar; puesto que se moverá y descansará cuando lo considere oportuno sin tener que esperar a que lo saquen de la cuadra.

No obstante, para un correcto desarrollo, es necesario que disponga de hierba suficiente para alimentarse durante todo el tiempo que esté suelto; y que, a la vez, no engorde demasiado y deje de estar en forma. De esa manera, para que siempre esté sano, hay que tener en cuenta una serie de normas básicas:

1- Asegurarse, por lo menos una vez al día, de que todo está bien: hay que revisar que ninguna de las extremidades tenga heridas. También, hay que comprobar que los cascos y las herraduras no estén dañados; y verificar, que el abrevadero esté correctamente conectado a la red y que recicla cada cierto tiempo el agua. Además, algunos síntomas en el caballo nos dejarán ver que algo no va bien. Este es el caso del pelo erizado, que nos avisa de que el animal está pasando frío.

2- Considerar bien los cambios que experimenta durante las estaciones: en verano, resulta especialmente importante regular lo que comen; mientras que en invierno, es necesario proporcionarles grandes cantidades de alimentos para que no pierdan el calor. 

3- Trasladarlo por temporadas a la cuadra: esto hará que tengamos la certeza de que está bien alimentado; ya que combinaremos el heno que come en el prado con el pienso que le damos en la cuadra. 

4- Cuidar correctamente los pastos y comprobar regularmente el estado de las vallas: si hay varios caballos pastando en el mismo lugar, hay que tener en cuenta que debe haber comida suficiente para ambos. Además, son devoradores compulsivos, con lo que es recomendable dividir el prado para dejar que la hierba vaya recuperándose. Es esencial, que disponga de algún lugar para refugiarse de las inclemencias del tiempo.

Aunque el caballo esté suelto, debemos cogerlo a menudo y trabajar con él. Antes de comenzar, es necesario limpiarle los cascos y cepillarlo por encima. 

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