El término amortización se utiliza con distinto sentido según se trate de amortización financiera o amortización contable.

Frecuentemente escuchamos el término amortización en cualquiera de sus acepciones. “Esto lo tengo amortizado” (en el sentido de que ya no es necesario), “Amortizo en tres años este préstamo” (indicando que lo devuelvo en tres años)…

Vemos pues que existen múltiples acepciones del término. Nos vamos a centrar en dos: la amortización financiera y la amortización contable.

Lo cierto es que a lo largo de nuestra vida muchos de nosotros amortizamos el capital de la hipoteca con la que hemos comprado nuestra vivienda (amortización financiera), siendo menos frecuente que realicemos el otro tipo de amortización, las amortizaciones contables.

Amortización financiera

La amortización financiera hace referencia a aquella parte de la cuota que pagamos cuando devolvemos un préstamo o pasivo y que es aplicada directamente a la reducción de la cantidad pendiente.

Cuando nos conceden un préstamo nos comprometemos a devolver la cantidad prestada bajo una serie de condiciones que engloban tanto la devolución del principal (de la cantidad prestada) como el pago de los intereses que se han acordado.

De esta forma, la cuota de pago del préstamo está formada por dos importes como comentábamos:

  • Los intereses que gravan ese préstamo, que son calculados en función de las condiciones establecidas en el contrato de préstamo.
  • La amortización o devolución del capital prestado. Se trata del importe que, de la cantidad prestada inicialmente, es devuelto en los periodos acordados. Aquella parte del pago que se va realizando y que minora la cantidad debida.

Amortización contable

La amortización contable hace referencia a un concepto algo más complejo cumpliendo varias funciones.

Cuando adquirimos un bien que tiene vocación de permanencia en nuestra empresa u organización (un activo), esta adquisición no es considerada un gasto dentro del ejercicio en que entra a formar parte del patrimonio de la empresa por la totalidad de su importe. En realidad, dada su vocación de permanencia en la empresa lo que contablemente se hace es repartir ese “gasto” entre los años que se espera nos dure ese bien (vida útil del bien).

Curiosamente la amortización financiera se produce sobre un pasivo y no es un gasto, aunque produce un flujo de caja negativo. Por su lado la amortización contable, hace referencia a un activo y es un gasto que no produce flujos de caja. 

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Cristina Alonso Franco Cristina Alonso es controller360º de Pymes y consultora económico-financiera. Licenciada en Derecho (ICADE) es Máster en Dirección Económico Financiera por AFI.