El uso alimenticio y estético del aceite de argán, originario de Marruecos, lo ha popularizado por todo el mundo.

El aceite de argán, que se extrae de un árbol endémico de Marruecos, se ha generalizado en el mundo como uno de los productos con mayores propiedades cosméticas y nutricionales. En 1998, la UNESCO incluyó en la Red Mundial de Reservas de Biosfera (WNBR) una zona de cultivo de este árbol situada en el sudoeste de Marruecos.

Su uso como complemento alimenticio y cosmético, se ha extendido a gran velocidad por la gran diversidad de propiedades beneficiosas para el organismo que se le han atribuido a partir de distintos estudios llevados a cabo en Europa. No obstante, desde la antigüedad, su utilización cotidiana formó parte de la cultura de los bereberes.

Su elaboración, que continúan ejerciendo las mujeres marroquíes, consiste en la extracción de varias semillas del interior del fruto seco para amasarlas en una prensa de piedra; exprimiendo, posteriormente, el jugo para lograr el aceite. Su extracción, con la finalidad de aprovechar todos sus beneficios, ha de realizarse de forma natural sin ningún tipo de agentes químicos adicionales. 

El aceite argán, como puede ser el aceite de oliva, cuenta una importante cantidad de aportes vitamínicos (vitamina E, ácidos grasos insaturados, atioxidantes, etc); con lo que sus usos van desde la dietética hasta la cosmética natural en cremas o en su forma original. Aunque, como en la utilización de cualquier producto, todo depende de las necesidades específicas de cada persona; por lo que la consulta a un experto antes de su utilización nunca está de más. 

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