La lechuga se cultiva desde hace más de dos mil años, y sigue siendo uno de los cultivos más apreciados.

La Lactuca Sativa L. es originaria de la India y su cultivo es anual. El otoño, es el momento de sembrarla. Pero, antes de ponernos manos a la obra, debemos decidir que variedad es la que queremos llevar a nuestra mesa. Podemos encontrar la romana, la iceberg, la de hojas sueltas o en cogollos.

El suelo debe ser arenoso y si tuviese mucha acidez, echaremos cal o dolomita para equilibrar y facilitar la cosecha. Algo fundamental, es limpiar el suelo y eliminar cualquier sustancia química; ya que las lechugas son muy sensibles a este tipo de productos y se resienten en su crecimiento. El abono debe ser muy abundante. Soportan mucho mejor las altas temperaturas que las bajas, por lo que debemos estar alerta con las heladas y necesitan mucha agua. La lechuga se puede cultivar en cualquier época del año, y la mejor opción, es hacer un semillero y transplantar posteriormente los plantones. Así, entre 20 y 90 días tendremos nuestras primeras lechugas. Si las atamos cuatro o cinco días antes de recogerlas, se habrán blanqueado y ya están listas para comer.

María García Sánchez

Gestora de Proyectos

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