El rinoceronte, el rey, el naufragio y Alberto Durero.

¿Os habéis fijado en el rinoceronte que asoma bajo unas las garitas de la Torre de Belém? Este rinoceronte no está allí por un motivo ornamental, sino que tiene su propia historia. Se cuenta que, en el año 1513, se transportó un elefante y un rinoceronte de la India en barco hasta la capital portuguesa. Dicho animal era un regalo del Sultán Muzafar II a Alfonso de Alburqueque, Gobernador de la India portuguesa; que, a su vez, lo envío a Lisboa como regalo para el rey Manuel I. No se había visto un rinoceronte en Europa desde los romanos; así que la llegada a Lisboa del animal creó gran expectación. Idearon incluso un combate entre el animal y un elefante propiedad del rey. Como era una bestia altamente exótica en la época, el rey Manuel I quería ofrecerlo al Papa León X, ya que el Papa tenía un zoológico en el que pretendía tener una representación de la fauna de todo el mundo, en una época en la que Europa se abría al mundo e iba adentrándose en el conocimiento de nuevas tierras y especies totalmente desconocidas entonces.

La historia del animal finaliza en el naufragio del barco que los trasladaba hasta Roma. Su cadáver fue rescatado y disecado, pero ya no causó sensación en la ciudad como cuando estaba vivo. Pero su historia no acabó ahí, ya que posteriormente Alberto Durero realizó un grabado del animal basado en el boceto que alguien hizo del rinoceronte. El grabado, que no es 100% fiel a la realidad, sí se convirtió en uno de los más famosos de Durero y fuente de inspiración de otros artistas.

Esta es la historia del rinoceronte que podéis ver en la Torre de Belém.

Fotos de Manuel González.

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