“Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?..."

Es sumamente interesante ver a Jesús ocuparse de un asunto tan importante como la cuestión de la Ley y de seguro de la Gracia. Con la inocencia y la gracia que puede caracterizar a un niño de doce años, no es suficiente para tratar precisamente con los doctores teológicos, asuntos de tanta profundidad. A partir de esta edad, la Biblia no recoge otro hecho como éste, hasta cumplido Jesús los treinta años.    

Es de destacar la respuesta que Jesús da a sus padres terrenales cuando su madre María después de tres días buscándolo por toda la ciudad de Jerusalén, le hace un breve regaño: “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto, hace tres días que te estamos buscando?”. Jesús con una mezcla de autoridad y benevolencia en el rostro les respondió: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabéis que en los negocios de mi padre me es necesario estar?”     

Para los sacerdotes que oyeron la respuesta, la pregunta de Jesús a su madre era una incógnita al grado de preguntarse entre ellos de qué negocio hablaba el niño ya que sabían que José al que conocían como padre se dedicaba al negocio de la carpintería.     

En resumen, del grupo que coincidió en el templo solo una persona sabía lo que Jesús estaba señalando. Una persona que demostró que Dios la escogió con las virtudes necesarias para la prudencia, porque según el pasaje bíblico “guardaba todas estas cosas en su corazón”. Esa persona era María. En los negocios de Dios a muchos de nosotros se nos revelan misterios. Por tanto debemos guardarlos en nuestros corazones. Amén.

2