Todos y todas reconocemos el olor de la albahaca y, de forma inmediata, lo asociamos a la cocina como un elemento de la gastronomía.

La albahaca está considerada en la India como una planta sagrada, pero son las culturas griega y romana las que la llevaron a la cocina y, gracias a ellas, la disfrutamos en nuestra gastronomía.

Podemos cultivarla en nuestra huerta o en una maceta de nuestro balcón o terraza. Es una planta muy aromática, que necesita mucha humedad y calor, con un poco de sombra. No soporta las heladas.

Las hojas, que recortaremos antes de su floración, frescas o secas, incluso congeladas, son muy utilizadas como condimento en múltiples platos, especialmente los de pescado. También podemos elaborar sabrosos licores y, de forma terapéutica, prevenir la caída del cabello y facilitar la digestión, con una infusión.

Durante su crecimiento es recomendable ir cortando las flores, así potenciaremos todo el sabor y aroma de las hojas que nos regalará durante todo el año.

Es una planta anual y se cultiva a través de semilla, directamente al suelo, en semilleros o maceta, a principios de la primavera.

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