Seguramente hemos tenido entre nuestras manos este material pero poco sabemos sobre él.

El zamak es una aleación de zinc (Z) con aluminio (A), magnesio (M) y cobre (K). Fue creada en los años 20 y desde entonces se ha empleado en la fabricación de piezas de automóvil, electricidad, electrónica, textil, decoración y un sinfín de posibilidades curiosas como la fabricación de medallas de deportes. 

En los últimos años, ha irrumpido en el mundo de la bisutería con un rotundo éxito. Se trata de uno de los materiales más utilizados para realizar piezas de todo tipo, destacando por su dureza y resistencia a los golpes, así como por ser un material asequible para todos los bolsillos. Todas estas características hacen que se haya popularizado sobre todo para la realización de las partes metálicas de pulseras, anillos, colgantes y otras creaciones de cuero y piel.

Si bien no tiene la calidad y durabilidad del acero, no ensucia con el tiempo como otros materiales como la plata, manteniendo todo su esplendor. Como apecto negativo, con el tiempo pierde sus propiedades mecánicas, sobre todo si se les somete a mucha humedad. En definitiva, el zamak es una opción de garantías para crear nuestras joyas de bisutería, preferiblemente acompañado de cuero.

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