Las iguanas son reptiles necesitados de unos cuidados mínimos para su adecuada estancia en el hogar.

La iguana es un reptil originario del continente americano (Centroamérica y América del Sur). Puede llegar a medir casi dos metros de longitud. Es un animal territorial y solitario, aunque se adapta, sin problemas, a la compañía. Posee grandes habilidades para nadar, trepar por los árboles, correr y zambullirse. Las iguanas son relativamente longevas, pueden vivir hasta quince años.

En los últimos tiempos, se ha convertido en un animal muy utilizado como mascota. Sin embargo, deben tenerse presentes una serie de premisas si deseamos convivir con uno de estos reptiles. En primer lugar, es necesario contar con los siguientes elementos:

Un terrario.

Bombillas calefactoras.

Tubos de rayos UVB (para sintetizar la vitamina D).

Incubadora.

Comederos y bebederos.

La temperatura adecuada, en la que debe desenvolverse la iguana, oscila entre los 25 y los 33 grados centígrados. La regulación de este elemento es fundamental para estos animales.

No es necesario darle de comer a diario. Son suficientes tres veces por semana. La alimentación debe ser lo más equilibrada posible, existen preparados en el mercado que cumplen con este requisito. Una dieta idónea puede ser la compuesta por frutas, verduras, queso fresco, garbanzos e, incluso, pequeños grillos.

Para el lecho de la iguana, dentro del terrario, podemos emplear musgo, césped, cortezas de árboles etc. También es aconsejable una capa de grava en el fondo de habitáculo.

Los rayos ultravioletas son imprescindibles para las iguanas. Por esta razón, tendremos que adquirir una lámpara especial, con una longitud de onda en torno a los 300 nanómetros. Este dispositivo permitirá sintetizar la vitamina D. Por otra parte, es importante seguir los ciclos día/noche, de acuerdo con las estaciones.

La madre naturaleza ha dotado a las iguanas (igual que a otros reptiles) de una capacidad física sorprendente. Se llama autotomía y posibilita que el reptil se deshaga de su cola en caso de grave peligro, con el fin de escabullirse rápidamente. El miembro se regenera posteriormente, aunque el nuevo carecerá del colorido y vistosidad del original.

1