¿Qué harías si la oportunidad de tu vida se te presentara en un ascensor?

Imagina que eres un emprendedor, con una idea innovadora, única, pero… sin recursos económicos. Te encuentras en un ascensor y, como por arte de magia, un potencial inversor se sube a ese mismo ascensor en la siguiente planta. Tú todavía estás dentro. Tienes menos de tres minutos para presentarle tu proyecto a ese potencial inversor. Tienes menos de tres minutos para hacer que tu vida cambie por completo.

 

Pues bien, en este hipotético caso se basa la estrategia del elevator pitch (discurso del ascensor). Se trata de un breve discurso que sirva para presentar tu idea a un potencial inversor, socio o cliente.

 

El término fue acuñado por Philip B. Crosby en 1980 y se popularizó a lo largo de las décadas de los ochenta y noventa. Hoy se utiliza ampliamente en el mundo corporativo como una herramienta estratégica para nuevos negocios. Cualquier startup que se precie tiene preparado su elevator pitch.

 

En este mundo inmediato y acelerado no podemos dejar nada a la improvisación, en unos segundos, podemos dejar pasar una oportunidad de oro. Pocas veces estamos preparados para aprovechar situaciones inesperadas y, aunque es muy poco probable que nos encontremos a un potencial inversor en un ascensor, sí que muchas veces, en numerosos eventos, encontramos posibles inversores, clientes y socios y no tenemos un discurso preparado. Para eso sirve el elevator pitch.

 

Su objetivo es que el interlocutor quiera saber más sobre nuestra idea y nos proponga una segunda entrevista. Sólo tenemos una ocasión para causarle una buena impresión, por ello, nuestro discurso debe ser directo y concreto y transmitir pasión. Debemos saber destacar los aspectos únicos del negocio y despertar la curiosidad del inversor.

 

Pero el elevator pitch no es una estrategia únicamente para situaciones imprevistas, también es de utilidad en citas planificadas: es fundamental comunicar el proyecto de forma precisa y en pocos minutos, pues la capacidad de atención se diluye muy deprisa.

 

¿No tienes ninguna idea de negocio en mente? ¡Pues utiliza el elevator pitch para transmitir tu marca personal ante potenciales contratadores!

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