Sentarse en el sillón de la reina, hacer fotos al castillo de Camelot,… los turistas eligen cada vez más destinos donde poder visitar las localizaciones cinematográficas.

El Turismo es uno de los sectores que más altibajos presenta, bajo la perspectiva económica. Hay destinos turísticos universales, como Punta Cana o Londres, donde los turistas saben perfectamente qué se pueden encontrar a su llegada.

Pero, existen otros destinos turísticos cuyas atracciones no vienen marcadas por la tradición histórica o el divertimento, sino que son fruto de la popularidad cinematográfica.

Una de las bondades del cine, es que tiene la capacidad de transportar al espectador al mundo diegético, es decir, a los paisajes y ciudades de la historia contada. Y las localizaciones, son una baza esencial, por eso hoy en día se cuida hasta el último detalle, aspectos como el atrezzo, el figurinismo, la fotografía, la iluminación y el vestuario. La ambientación es el primer paso para entablar una comunicación efectiva con el espectador.

Y esta magia es la que utilizan las empresas turísticas y Administraciones Públicas para atraer a nuevos turistas. El mundo cinematográfico traspasa la pantalla para que los espectadores puedan ver in situ los lugares que pisan los personajes.

Desde finales del siglo XX, este tipo de turismo es uno de los más demandados. Las rutas más conocidas son las de Hollywood, donde se encuentran los estudios cinematográficos más famosos de la historia del cine. Pero, los escenarios reales son los que más desean conocer los turistas.

Desde visitar el castillo de Camelot, hasta visitar la cárcel de Guantánamo, pasando por la habitación de Evita Perón. Todas las localizaciones son reales, pero lo cierto es que no tiene porque encontrarse en la situación geográfica a la que pertenecen. La magia del cine nos engaña, y nos muestra un desierto cercano al cañón del Colorado, cuando en realidad es una zona desertificada de Almería, al sureste de España.

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