Paco, Pepe, Merche… ¿Sabías que son hipocorísticos?

La palabra hipocorístico procede del griego, hypokoristikós, que, a su vez, deriva del verbo hypokorízesthai, que significa “llamar cariñosamente, con caricias”. Un hipocorístico no es más que eso, un apelativo cariñoso que utilizamos en lugar de un nombre real. Los hipocorísticos son las abreviaturas, diminutivos y deformaciones afectivas, que aplicamos a nombres propios y comunes en el entorno familiar.

 

Los hipocorísticos se forman de muy diversas maneras: apócopes y diminutivos, principalmente, aunque a veces el hipocorístico puede tener un origen etimológico totalmente diferente al nombre original, como el caso de Pepe, de José.

 

En castellano, las formas más habituales de crear hipocorísticos son:

 

  • Anexión de sufijos diminutivos: -ito/-ita, -ín/-ina, -illo/-illa, -cho/-chu/-chi. Por ejemplo: Laura, Laurita; Álvaro, Alvarín; Luis, Luisill; Juan, Juancho.
  • Eliminación de una o más sílabas y anexión de –i: Susana, Susi.
  • Supresión de sílabas finales: Nicolás, Nico.
  • Unión de dos nombres: Juan Luis, Juanlu.
  • Alteraciones diversas, que nada tienen que ver etimológicamente con el nombre original: Francisco, Paco; Ignacio, Nacho.
  • Palatalización de consonantes: Antonio, Toño.
  • Españolización de nombres extranjeros: Guillermo, Willi.

 

Los hipocorísticos no son exclusivos del castellano, sino que también son habituales en otros idiomas. Por ejemplo, en alemán se añaden los sufijos –chen, -lein o –(l)i (Karl, Kalli), en japonés, -chan, -tan o –pi (Kana, Kana-chan) y, en Portugués son usuales los sufijos –(z)inho e –(z)inha (Ronaldo, Ronaldinho).

 

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