Muy cerca de Sesimbra, escasos 12 kilómetros hay que recorrer, nos asomamos al océano en el cabo Espichel.

Desde este cabo se observan al norte Lisboa y Cascais y al sur la bahía de Setúbal. Desde hace muchísimo tiempo se ha venerado aquí una imagen de la Virgen, pero no fue hasta hace pocos siglos cuando se construyó el Santuario de Nossa Senhora do Cabo, una curiosa construcción en forma de U, en cuyo extremo se sitúa la iglesia. En los extremos se alargan pequeñas residencias para peregrinos, con dependencias comunes, de dos pisos cada una, que se encuentran en estado de abandono. Y a pocos metros, tierra adentro, se pueden ver restos de lo que fue una fuente monumental, que traía el agua por un acueducto, hasta una construcción abovedada.

Todo en pésimo estado de construcción, y donde solo sobreviven unos pocos azulejos. Si estamos en la zona y no hay niebla, debemos desviarnos para hacer una pequeña visita al lugar, para seguir posteriormente nuestro camino. Los acantilados ofrecen una lucha eterna entre el agua y la tierra que siempre hace que queramos asomarnos y verlo por nosotros mismos. Eso sí, tened cuidado.

Fotos de Manuel González.

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