Toda una rareza en el entorno de Sintra, un lugar donde la pobreza y la simplicidad era la norma.

El Convento de los Capuchos fue edificado en 1560. Su pobreza constructiva se ajusta al ideal franciscano de fraternidad y hermandad. La regla de San Francisco promueve la austeridad extrema como vía de purificación y el contacto directo con la naturaleza. Si acudes al lugar, obeservarás que el objetivo se cumplió con creces. Se ha llamado también Convento del Corcho, puesto que este material se utilizó como aislamiento del interior del edificio. Se accede al convento por un espacio entre dos piedras. Después de pasar por un patio exterior se llega al atrio, en parte excavado en roca. A partir de ahí se pueden visitar las distintas dependencias, todo piedra con muy poco espacio para el descanso, piedras que nos pondrán difícil el camino si acudimos al lugar con las últimas luces del día.

La única comodidad de los monjes que podemos observar: las ventanas de corcho que les resguardara del frío. Dicen que Felipe II, rey de España y Portugal por un breve periodo de tiempo, visitó el lugar, y quedó encantado por contar en sus dominios con el monasterio más rico y más pobre del mundo: el Escorial y los Capuchos de Sintra.

Fotos de Manuel González.

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