Existen varias categorías de jefes de misiones diplomáticas, que son los máximos responsables de las mismas.

El jefe es la persona encargada de dirigir la misión diplomática, el máximo responsable a todos los efectos. El personal de la misión está formado por el jefe de misión y los miembros de la misma (personal diplomático, administrativo, técnico y de servicio).

En 1961 se celebró, gracias al impulso de la ONU, el Convenio de Viena, una reunión específica sobre las relaciones diplomáticas. En el mismo, se acordó dividir a los jefes de misión en cuatro categorías distintas:

  1. Embajadores, nuncios y equivalentes.
  2. Enviados o ministros acreditados ante jefes de estado.
  3. Encargados de negocios o titulares acreditados ante los ministros de relaciones exteriores.
  4. Encargados de negocios ad interim. Éstos ejercen de número dos en las embajadas. Asumen, provisionalmente, la jefatura de la misión en caso de ausencia del embajador.

En la actualidad, las categorías diplomáticas siguen el anterior esquema. En la primera de ellas quedan incluidos los embajadores extraordinarios y plenipotenciarios, nuncios, altos comisarios, representantes permanentes ante organizaciones internacionales etc. En el segundo tipo se integran los enviados extraordinarios en misiones especiales (miembros de familias reales o personalidades importantes acreditadas ante los jefes de estado) y delegados apostólicos. Por último, los encargados de negocios acreditados ante los ministros de asuntos exteriores conforman el tercer escalón.

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