Góngora y Quevedo lideraron estas dos corrientes barrocas en el Siglo de Oro de las letras españolas.
A lo largo del siglo XVII triunfó en España un movimiento cultural denominado Barroco. En el mundo artístico, se produjo una gran explosión creativa y literaria, que ha hecho que se conozca a aquella época como "el Siglo de Oro de las letras españolas". Fue en aquel momento, cuando surgieron el Culteranismo y el Conceptismo, impulsados por Góngora y Quevedo respectivamente.
Ambas corrientes se caracterizan por someter al lenguaje a una serie de artificios y exageraciones, a una elaboración minuciosa, en contraposición a las tendencias renacentistas. En definitiva, ambas intentan romper con el equilibrio entre la forma y el fondo de los textos.
Se trata de estilos difíciles de descodificar, los lectores han de descifrar significados escondidos entre los adornos y los giros gramaticales.
Al Culteranismo también se le conoció como Gongorismo. La clave de esta tendencia consistía en desarrollar un tema mínimo a través de un estilo recargado, fastuoso, lleno de metáforas y circunloquios.
Para Quevedo y demás escritores del Conceptismo, el estilo ideal procuraría expresar varias ideas, cuantas más mejor, con pocas palabras. De esta forma, éstas podrían significar dos o tres cosas al mismo tiempo.
Podría decirse que la primera corriente pone el acento en la forma de las palabras, dejando en segundo plano el contenido. Por contra, el Conceptismo enfatiza en el significado y en el contenido que las palabras transmiten.
Un ejemplo del estilo culterano:
Donde espumoso el mar siciliano
el pie argenta de plata al Lilibeo
(bóveda o de las fraguas de Vulcano
o tumbas de los huesos de Tifeo),
pálidas señas cenizoso un llano
-cuando no del sacrílego deseo-
del duro oficio da. Allí una alta roca
mordaza es a una gruta de su boca.
(fragmento de la Fábula de Polifemo y Galatea)
Como ejemplo del estilo conceptista:
Era un reloj de sol mal encarado,
érase un elefante boca arriba,
érase una nariz sayón y escriba,
era Ovidio Nasón más narizado.
(cuarteto de Quevedo)