La ciudad se extiende hacia el norte hasta tocar el Atlántico, englobando a localidades cercanas como Matosinhos.

Siguiendo la desembocadura del Duero nos encontramos con grandes playas como las de Ourigo, Ingleses, Luz, etcétera. Entre las playas, encontramos fuertes naturales como el de "Sao Joao Baptista da Foz", levantado sobre las ruinas de un monasterio benedictino, y que conserva una iglesia, levantada para compensar la pérdida del convento. Más adelante, otro fuerte, el de "Sao Franscico Xavier", conocido también como el "Castelo de Queijo".

A muy pocos kilómetros está Matosinhos, primer puerto pesquero de Portugal, tanto en volumen de capturas como tonelaje de la flota. Largas playas y restaurantes donde son capaces de preparar platos exquisitos con la pesca diaria, y que hacen que sea muy recomendable la visita, si disponemos de algún día extra en nuestro viaje a Oporto.

Aunque en los días de mayor afluencia turística en verano, puede que el tráfico por la costa resulte un tanto lento. Cerca, en Leça da Palmeira, destaca la arquitectura del museo de arte contemporáneo o el restaurante Casa de Chá, diseñado por Álvaro Siza, a pie del océano. También en la orilla, las "Piscinas das Mares", un lugar curioso consistente en piscinas situadas entre las rocas y el mar, que permite el baño por unos pocos euros.

Fotos de Manuel González

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