Los esquimales solo contaban con nieve para construir sus casas, parece imposible construir un hogar confortable con este material, ¿verdad?

Aunque no lo parezca, los iglúes son capaces de guardar el calor. Si fuera de ellos tenemos una temperatura de -40ºC, dentro podemos llegar a los 0ºC, una temperatura más que confortable para sus habitantes en un clima tan frío. ¿Cómo lo consiguen?

 

Para generar calor basta con una lámpara y el propio calor de los cuerpos que están dentro del iglú, aunque también se encienden pequeños fuegos. La principal razón por la que dentro de un iglú no hace frío es porque en él no hay viento, la puerta tiene una angulación que impide que el viento helado se cuele dentro. El aire frío se queda en el suelo, por eso los iglúes suelen tener más niveles que les permiten a sus habitantes dormir y mantener vivo el fuego.

Para facilitar la salida del humo de la fogata, cuentan con un agujero en forma de chimenea. ¿Y el fuego no derrite el iglú? No, pues el frío exterior contrarresta el calor del fuego. El iglú se va derritiendo por dentro, pero por fuera no, y el frío es suficiente para que vuelva a congelarse entero.

Los iglúes están construidos con nieve comprimida, que consigue aislar el calor que hay en su interior. Conforme pasan los días, el calor se va incrementando y, combinado con el calor del sol del exterior, va derritiendo el iglú. Cuando los esquimales salen a cazar, la nieve se transforma de nuevo en hielo, y esta dinámica de derretirse-congelarse fortalece la estructura del iglú.

 

Imágenes: David McKelvey, Romain Cloff, m.prinke.

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