Hiroshima y Nagasaki fueron las dos ciudades sobre las que Estados Unidos lanzó dos bombas atómicas durante la II Guerra Mundial.

El 17 de julio de 1945 se produjo en Potsdam una reunión que concentró a los gobernantes de las tres grandes potencias del momento: Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión soviética; para decidir el futuro de la Europa liberada.

Ese mismo día el presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman recibió un telegrama que decía: “El niño ha nacido bien”.  De esta forma se le comunicaba que la “era atómica” había comenzado.

Se habían llevado a cabo unas pruebas en el desierto de Nuevo Méjico, con una bomba nuclear, que habían dado lugar a un resplandor visto a 400 kilómetros, y que habían resultado satisfactorias. Esto resultó ser la culminación del Proyecto Manhattan, que había durado cinco años.

Truman inmediatamente le comunicó a Churchill su intención de utilizar el nuevo armamento nuclear contra Japón, y ambos decidieron dar la noticia a Stalin.

La decisión de utilizar la bomba atómica fue polémica porque con la campaña aérea que se estaba realizando era suficiente para la posterior rendición del ejército japonés.

Se baraja la posibilidad de que el ataque nuclear fuera una forma de amedrentar a la Unión Soviética, para frenar la naciente Guerra Fría.

Truman confirmó la operación para el día 6 de agosto. El comandante Paul Tibbets fue el encargado de pilotar el avión que él mismo bautizó con el nombre de soltera de su madre: “Enola Gay”; y que portaba la bomba que se soltó a las ocho horas, 15 minutos, 17 segundos, sobre la ciudad de Hiroshima. Después de la explosión Tibbets informó: “Los resultados obtenidos superan todas las previsiones”.

La bomba nuclear produjo 80.000 muertes y dejo 50.000 heridos. Dejó al pueblo nipón en estado de shock. Y cuando todavía el régimen no estaba decidido a rendirse, se produjo un nuevo ataque de Estados Unidos, esta vez a Nagasaki.

Tres días después, el 9 de agosto, el avión Bock´s Car lanzó la segunda bomba nuclear de la historia. El primer objetivo era Kokura, pero una columna de humo hacía imposible la localización por aire de la ciudad. Así que después de dos pasadas, el avión decidió cambiar de objetivo, dirigiéndose a Nagasaki. A las once y 2 minutos se lanzó la bomba en esta ciudad y acabó con la vida de 73.000 personas.

Este ataque resultó una razón de peso en la decisión del Emperador de Japón, Hirohito, de rendirse y pedir la paz.

Información obtenida del libro Breve Historia de la Segunda Guerra Mundial. Editorial Nowtilus

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