La armonía manuelina, a pesar de contar con tres arquitectos distintos.

Además de la iglesia del Convento de los Jerónimos, debemos acceder previo pago al claustro. Fue diseñado por Boy-tac, y continuado por Castillo y Torralva. Todo el claustro está invadido con motivos manuelinos, como son la letra "M", la esfera armilar, los cabos marineros, los temas religiosos relacionados con la Pasión de Cristo, las hornacinas, etc. Desde el piso superior, se puede acceder al coro alto de la iglesia; donde se halla una magnífica sillería del XVI. El refectorio es muy amplio y está cubierto por una bóveda nervada. Sus paredes están decoradas con la línea de una soga y con azulejos del siglo XVIII. La espléndida apariencia actual se debe a un trabajo de restauración de seis años.

Paseando por este lugar, encontramos la curiosa tumba de Fernando Pessoa; uno de los escritores más influyentes en lengua portuguesa. En la misma, podemos leer lo siguiente:

“Para ser grande, sé entero: nada tuyo exageres o excluyas.Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres en lo mínimo que hagas, por eso la luna brilla toda en cada lago, porque alta vive“.

Justo, frente a la iglesia y claustro de los Jerónimos, se levantó el gran edificio del museo arqueológico; donde estaban las antiguas dependencias de los monjes, destruidas en el terremoto de 1755.

Fotos de Manuel González.

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