Las clases de mantas se van a diferenciar según los cuidados que necesite el caballo en función de la temperatura o del momento del día.

El caballo, como cualquier animal, dispone de una capa de pelo que lo protegerá de los cambios bruscos de estación. No obstante, si se encuentra estabulado, la sensibilidad de su piel ante las temperaturas será mayor. Por ello, se han diseñado distintas clases de mantas según la utilidad que les vayamos a dar:

- Mantas de trabajo: se colocan por debajo de la montura, y van a servir para mantener la grupa y los riñones del animal a una temperatura óptima durante el invierno.

- Mantas de paseo: son más sofisticadas. Cuentan con ribetes trenzados que suelen ser de color dorado; y suelen utilizarse en ocasiones especiales. 

- Mantas de cuadra: el caballo pasará bastantes horas con la manta puesta, con lo que no debe ser demasiado gruesa ni pesada para dejar que pase el aire y no se resude (genere una humedad excesiva) el animal.

- Mantas de verano: son unas mantas mucho más ligeras, y se encargarán de proteger al caballo contra las moscas y el polvo del exterior. 

- Mantas de invierno: además, de tener un grosor suficiente para actuar como aislante térmico, ha de ser transpirable e impermeable. 

- Mantas para el sudor: se trata de una manta de rejilla que va a permitir el secado del pelo del caballo, pero sin que pase frío después del trabajo o cuando va a viajar.

La gran diferencia entre las mantas radicará en su composición a partir de fibras naturales o artificiales; que van a determinar la facilidad o dificultad para el lavado de las mismas y la transpiración que proporcionarán a la piel del caballo. Además, a la hora de escoger una manta, hay que considerar la talla del caballo (distancia entre el centro del pecho y el final de la grupa).

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