Si estamos en esta zona de Portugal, debemos subir al fuerte que vigila la Ilha Do Pessegueiro desde las alturas.

El Fuerte de Santo Alberto do Pessegueiro se sitúa en plena línea de costa y vigila toda la zona. Cruzaba su fuego con el fuerte de la Ilha Do Pessegueiro, una minúscula fortificación allí levantada, por si alguna vez era tomado por el enemigo. Recientemente este fuerte ha recibido un lavado de cara y permanece cerrado. Hasta hace poco, amenazaba ruina y cualquiera podía entrar en él, asomarse por sus ventanas y rincones, y andar entre cañones oxidados. Treinta hombres estaban establecidos en la guarnición y atendían los cañones. Quedó sin su función primitiva en el siglo XIX, y en el siglo XX ya quedó sin utilización. Una curiosidad de la isla, es que en siglos pasados se intentó unir con la orilla a través de una pasarela de piedras para facilitar el acceso e impedir que fuera un buen refugio de corsarios. Esto no se logró llevar a cabo, y con la defensa del fuerte se dieron por satisfechos.

Otra tradición relacionada con la zona es la referida a un milagro ocurrido aquí en el siglo XVIII. Entonces llegó a la isla un grupo de piratas y mataron a un eremita que mantenía allí una ermita con la imagen de una virgen. Los piratas, por supuesto, lo mataron y arrasaron todo echando la imagen al fuego. Resulta que cuando la gente de Porto Covo llegó a la isla vieron el panorama, buscaron la imagen y la encontraron entre restos chamuscados pero impoluta. Entonces la trasladaron al continente y la llamaron la Virgen Quemada.

Para acabar, el único sitio allí instalado es el Restaurante "A Ilha". Todo está más que rico, y quizá la "Carne de porco a la alentejana" la hagan en pocos sitios tan buena como allí...

Fotos de Manuel González.

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