Algunas de nuestras plantas son delicadas, y necesitan ayuda para crecer erguidas, para eso, lo mejor y más eficaz es un tutor.

Muchas veces nuestras plantas pierden su aspecto erguido y se caen, bien por su carácter natural (planta trepadora o rastrera), o porque ya es realmente grande y los tejidos del tronco o tallos no pueden soportar el peso del follaje. Hay preciosas plantas colgantes que alcanzan su verdadera belleza cuando caen mostrando su follaje y sus flores, pero otras será mejor que las mantengamos rectas para que crezcan altas, o para que no se rompan.

Para esto nos van a servir los tutores, que son cualquier tipo de palo, vara, hierro, plástico,…  al que, una vez clavado en la tierra de la maceta, vamos a atar la planta para que ésta no se caiga.

Como tutor podemos elegir cualquier palo, caña, vara metálica, de plástico, etc. que sea lo suficientemente firme para sujetar la planta. No muy larga, porque nos haría incómodo el manejo de la maceta, ni muy pesada, porque podría ceder y caerse cuando la tierra estuviese blanda y húmeda. Una caña fina, o bambú, es ideal.

También necesitaremos algún material para el atado. La cuerda u otro material fino no son muy adecuados porque con el bamboleo del aire se podría cortar la planta. Cinta de plástico o tela (jirones de alguna prenda vieja) son mejores opciones.

El mejor momento para poner el tutor es en el trasplante. Lo fijamos junto a la planta en la nueva maceta, lo cubrimos de tierra, afirmamos esa tierra para que la vara quede firme, y atamos con el material que tengamos. Conforme crezca la planta iremos atándola al tutor.

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