El exposímetro es el gráfico que nos muestra la cantidad de luz que entra en la cámara. Dependiendo de esa cantidad, la fotografía puede estar sobreexpuesta, subexpuesta o con la exposición correcta.
Controlar la cantidad de luz que utilizamos para hacer una fotografía es fundamental para conseguir los resultados que pretendemos.
Casi todas las cámaras tienen un gráfico lineal que nos indica la cantidad de luz que está entrando en la cámara; este gráfico es el exposímetro. Nos señala si la luz que tenemos es insuficiente, suficiente o excesiva para obtener una instantánea que sea lo más fiel posible a la realidad.
Vamos a ver las tres posibilidades básicas en la imagen que se muestra a continuación.
Si nos fijamos en el primer caso, nos está indiciando que “hay poca luz”, por lo que si hacemos la foto ésta saldrá oscura (subexpuesta). Si “Hay mucha luz” la foto saldrá quemada o sobreexpuesta. En el tercer caso “exposición correcta” la foto saldrá adecuadamente.
El exposímetro no es algo que se pueda ajustar directamente. Es únicamente una medición. Para conseguir que la medición sea mayor o menor, tendremos que ajustar alguno de los factores que afectan a la cantidad de luz que entra a la cámara: el diafragma, la velocidad de obturación y/o la sensibilidad del sensor. Ajustando estos parámetros conseguiremos que entre más o menos luz en nuestra cámara y con ello el valor de la medición cambie.
Cuando utilizamos una cámara en automático, ésta ajusta las diferentes variables para que la medición esté en 0 y así entre la cantidad de luz que la cámara considera adecuada. Sin embargo, si queremos que nuestras imágenes queden subexpuestas o sobreexpuestas, podemos desplazar el “0” del exposímetro hacia el + o el -. De forma que la cámara “leerá” nuestras intenciones y ajustará las diferentes variables para conseguir los resultados que buscamos.
