La discriminación tiene múltiples formas, y una de ellas es el tráfico de mujeres o "trata".

Millones de mujeres y niños están sometidos a sistemas de explotación sexual similares a la esclavitud, formando parte de un negocio altamente lucrativo para sus organizadores y con el que no corren apenas riesgos. La "trata" de mujeres es un caso más de desigualdad, fomentada a veces por políticas migratorias equivocadas que provocan situaciones de extrema pobreza que obligan a mujeres y niñas a formar parte de estos circuitos. La base del negocio es una demanda de cuerpos de mujeres y niños para la satisfacción sexual de una gran parte de compradores que, mayoritariamente, son hombres. Olvidamos que se está traficando con personas y muchas de ellas menores de edad. La característica común a todas ellas es la vulnerabilidad y la precaria situación económica que les lleva a depender de los traficantes hasta para comer, careciendo de libertad y de autonomía para la toma de decisiones.

La explotación sexual anula a las personas objeto del tráfico, violando todos sus derechos. Las destruye como seres humanos y atenta contra su salud, ya que son víctimas continuadas de contagios de enfermedades de transmisión sexual.

María García Sánchez

Gestora de Proyectos

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