Los descubrimientos de Nicolás Steno fueron de gran relevancia para la geología, para la paleontología y para la anatomía.

Nicolás Steno nació en enero de 1631 en Dinamarca y murió en noviembre de 1686 en Alemania. Creció con algunos problemas de salud y sufrió muy pronto la pérdida de su padre. Ingresó en la Universidad en 1656, y al terminar sus estudios de medicina decidió dedicarse a viajar y a investigar por el mundo, lo que llevó a cabo con muy buenos resultados. Así, llegaría a Italia; donde ejerció como doctor del mismísimo Fernando II. Publicó varias obras como “De Solido Intra Sodium Naturaliter Contento Dissertationis Prodromus” (1669) y “Las Observaciones Anatómicas” (1662). En torno a 1675 se ordenó sacerdote, tras haberse convertido al catolicismo ocho años antes, y dedicó el resto de su vida a servir a la Iglesia.

Entre los descubrimientos que llevó a cabo en los campos de la geología, de la paleontología y de la anatomía destacan: la estratigrafía (la composición por estratos de las capas terrestres), sus postulaciones sobre los fósiles (afirmaba que antes habían sido organismos vivos), la cristalografía (composición de los cristales de cuarzo) y el sistema muscular y linfático del cuerpo humano, destacando el hallazgo de la glándula parótida.

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