Para una clase de danza lo ideal es que el suelo sea flexible y que la superficie esté limpia, sin que resbale o que esté excesivamente encerada.

Muchos estudios de danza y ballet utilizan linóleo, tarima flotante, aglomerado, hormigón o madera colocada sobre éste. El más indicado debería el que absorba entre el 55% y el 70% de la fuerza de impacto de un bailarín. Es recomendable que sea amortiguador o con una ligera elasticidad, por lo que las tarimas flotantes serán siempre un acierto para los suelos de la clase de danza.

Debemos tener un cuidado especial en la limpieza de este tipo de suelos. Mantenerlos limpios evitará cualquier alergia en los niños, aunque se debe tener en cuenta los productos adecuados que utilicemos en cada tipo de suelo para mantenerlos en buenas condiciones.

Compañías como Harlequín desarrollan suelos de alto nivel para las clases de danza, indicados también para el trabajo de puntas.

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