Los “activos tóxicos” implican ciertas inversiones que contaminan la economía.

Desde mediados del año 2008, se ha hablado en términos económicos de lo que han denominado como “activos tóxicos”. Surgieron a partir de las llamadas “hipotecas subprime o de alto riesgo”, concedidas por las entidades bancarias a personas sin demasiado poder adquisitivo. 

Por una parte, es necesario entender cuál es el significado de “activo”, puesto que constituye una parte esencial de la expresión: en cualquier economía, el activo son los recursos que se encuentran en positivo; es decir, que, ordenados según su nivel de liquidez, se transformarán en dinero (manteniendo el mismo valor) en un periodo de tiempo determinado. Por tanto, cuando se añade el adjetivo “tóxico”, se entiende que esos recursos ya no van a transformarse en líquido con tanta seguridad; con lo que, con su circulación, se contamina el mercado y se impone la inseguridad.

En definitiva, la consecuencia inmediata de esta situación es que, ante la imposibilidad de pagar los créditos hipotecarios, las entidades bancarias embargan los bienes sin saber en qué momento podrán convertirlos en dinero ni cuál será su valor. 

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