¿Has hecho más entrevistas de trabajo de las que te gustaría sin obtener el resultado que esperabas?

Llega el esperado día: nuestra entrevista de trabajo, y los nervios y la inseguridad nos impiden enfrentarnos a ella como deberíamos. Existen tres actitudes erróneas  muy comunes a la hora de afrontar una entrevista de trabajo, ¿cuáles son?

 

El candidato genérico

Es el tipo de persona que no consigue diferenciarse de los demás, que da respuestas genéricas y sin ningún valor. Lo más importante en una entrevista de trabajo es que consigas convencer a tu seleccionador de que tiene que contratarte a ti y no a otro candidato, por ello, es fundamental que sepas definir tu marca personal: qué es lo que te hace especial y te diferencia de los demás. Profundiza en los conocimientos, habilidades y éxitos relevantes para el puesto al que aspiras y demuestra que eres el mejor candidato.

 

El “sabelotodo”

A la hora de enfrentarse a una entrevista de trabajo tenemos que dosificar nuestro ego. Existen personas que creen saberlo todo y que, por lo tanto, dan la sensación de que no tienen intención de mejorar. Este tipo de perfil no es muy bien recibido por los seleccionadores. Si te preguntan sobre algo que no conoces, sé sincero, pero demuestra tu interés en aprender y seguir creciendo como profesional.

 

El perdido

¿Sientes que no sabes absolutamente nada? ¿No estás seguro de entender a la empresa en la que quieres trabajar? Aunque estas sean tus sensaciones iniciales, probablemente puedas aportar a la empresa mucho más de lo que crees. Define tus habilidades y aptitudes relevantes para el puesto e investiga la empresa a la que te presentas como candidato, seguro que de esta forma consigues demostrar tu valía a tu entrevistador.

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