Hay muchas cosas ruidosas a nuestro alrededor, sin embargo, un grito puede ser aterrador, ¿cuál es el motivo?

Pues gracias a un estudio realizado por la Universidad de Nueva York podemos decir que tenemos la respuesta a esta pregunta. Los gritos activan una zona específica del cerebro que hace que nos mantengamos alerta ante una posible situación de peligro.

 

Los gritos no sólo nos asustan porque tengan una alta intensidad, pues, por esa regla, nos asustarían muchas otras cosas ruidosas en nuestro día a día. El motivo por el que un grito provoca esa reacción en nuestro cerebro es que poseen una característica vocal única: la aspereza. Así, los gritos ocupan un espacio reservado del espectro auditivo, un lugar privilegiado en las comunicaciones humanas.

 

¿Qué es la aspereza? La aspereza, desde el punto de vista psicoacústico, es el nivel de disonancia de un sonido, cualidades poco agradables que se traducen en cambios bruscos y rápidos en la intensidad de un sonido, dentro de un rango de frecuencias de 30 a 150 Hz. Esta aspereza es la que provoca una respuesta de la amígdala, la parte del cerebro involucrada en producirnos una reacción de miedo. Cuanto más áspero sea un sonido, más intensa será la respuesta de la amígdala.

 

Imagen: marysia

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