Cada año cinco nominados compiten en cada una de las categorías establecidas por la Academia para llevarse a casa la preciada estatuilla.

El premio de los Óscars, una estatuilla chapada en oro de 3,85 kg de peso y 34 cm de altura, es reconocida a nivel mundial como uno de los iconos más emblemáticos del cine.

 

Fue diseñada en papel por un directivo de los estudios Metro Golwin Mayer, Cedrid Gibbons y esculpida por el artista George Staley en arcilla. Finalmente, Sachin Smith fue el responsable de su primera reproducción definitiva, con un 92,5% de estaño y un 7,5% de cobre, bañada en oro de 24 quilates.

 

La estatuilla representa a un caballero desnudo que sostiene una espada sobre un rollo de película con cinco radios, cada uno de los cuales simboliza una de las cinco ramas tradicionales de la Academia: intérpretes, guionistas, directores, productores y técnicos.

La primera mención documentada del término “Óscar” la encontramos en un artículo en la revista TIME, en 1934, sobre la sexta ceremonia de los premios. No es hasta 1939 cuando empieza a emplearse esta denominación de forma oficial.

 

El Óscar ha cambiado su apariencia en algunas ocasiones. Por ejemplo, entre los años 30 y los años 50, los actores más jóvenes recibían réplicas en miniatura de la estatuilla, y Walt Disney fue galardonado con una estatuilla del tamaño original y siete miniaturas, en referencia a “Blancanieves y los siete enanitos”. Asimismo, durante la II Guerra Mundial, para apoyar los esfuerzos del país, se entregaron estatuillas de yeso, que serían sustituidas por los Óscars originales tras la contienda.

 

Objeto de deseo de los profesionales del cine en todo el mundo, cada año más de 120 nominados sueñan con esta reluciente estatuilla en su salón.

 

Imágenes: Adarsh Upadhyay, ebbandflowphotography.

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