O cómo la versión que tengas de ti mismo puede influir en tu futuro.

El efecto Pigmalión es una teoría psicológica que pone de manifiesto el hecho de que el rendimiento de una persona está influido por la imagen que los demás tienen de ella y que, como consecuencia, es interiorizada por ella misma. Esta es una teoría de suma importancia en los ámbitos educativo, laboral, social y familiar.

 

El origen de la denominación de efecto Pigmalión lo encontramos en un mito griego. El escultor Pigmalión se enamoró de una de sus obras, Galatea. Tanto fue así que llegó a tratar a la pieza de mármol como si estuviese viva, hasta que Afrodita, conmovida por el amor que Pigmalión profesaba a la estatua, la convirtió en una mujer de carne y hueso.

 

El efecto Pigmalión es también conocido como la profecía autocumplida, pues la expectativa que una persona tiene de sí misma o sobre aquello que se propone realizar, hace que la persona actúe de forma que dicha profecía se convierta en realidad. Así pues, el efecto Pigmalión puede tener tanto un efecto positivo como negativo. En el primer caso, la persona logrará su objetivo porque cree que puede conseguirlo, lo que se traducirá en un aumento de su autoestima y de su esfuerzo personal, mientras que en el segundo caso, la persona no acabará logrando dicho objetivo, porque su creencia de que no tiene la capacidad para lograrlo le llevará al abandono.

Este efecto fue estudiado en los sesenta por Rosethan y Jacobson, que hicieron un experimento en una escuela de California. Los científicos seleccionaron una muestra de alumnos al azar y dieron información falsa a sus profesores sobre su capacidad intelectual, comunicándoles que esta era extraordinariamente alta. Posteriormente, todos los alumnos fueron sometidos a una prueba de intelegencia y, aquellos alumnos sobre los que sus profesores habían puesto grandes expectativas como consecuencia de la información falsa, sacaron unos resultados superiores a otros alumnos con capacidades similares.

 

Imagen: Pablo Hevla

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