Los griegos la llamaban “Esplendor de las Montañas” y la que consumimos en el Mediterráneo, es la variedad picante de la Mejorana, otra planta aromática.
Todos y todas somos consumidores, ¿pero lo somos de forma consciente? Formar parte de un grupo de consumo nos permite adquirir conciencia de lo que comemos.
La ciudad española de Vitoria-Gasteiz ha sido elegida Green Capital o Capital Verde Europea 2012.
Una onda puede considerarse como la propagación de una vibración originada en un punto.
Una ingeniosa forma (y la más barata que se conozca) de acabar con los pulgones que se alimentan de nuestras plantas es mediante el método que vamos a explicar a continuación.
Más allá de la satisfacción de cultivar nuestros propios alimentos y lo saludable que esto es, están los muchos beneficios que nos aporta la huerta. Huertear es terapéutico.
Debajo del asfalto hay tierra, y esa es la que tenemos que recuperar a través de los huertos urbanos, en los que mayores y pequeños participan de forma activa.
Abrir los ojos hasta casi desencajarlos cuando tenemos miedo tiene su explicación científica.
Las plantas de nuestra huerta pueden curar a otras, y uno de los métodos es la decocción.
La biomasa es toda sustancia orgánica renovable de origen tanto animal como vegetal.
Los huertos son como la Isla de Utopía, de Tomás Moro, espacios en los que la explotación comunal de los bienes se lleva a cabo sin conflictos ni competencias.
Solanum Melongena, una planta con más de dos mil años.
La web Google Green cuenta con las cifras sobre el impacto que tiene el uso de Internet sobre el medio ambiente.
La fermentación anaeróbica es un proceso natural que ocurre de forma espontánea en la naturaleza y forma parte del ciclo biológico.
Los productos alimentarios, antes de llegar a nuestra mesa, han pasado por muchos procesos y no todos “limpios”. A veces puede ser más sano comer el pez con tres ojos de los Simpsons que un tomate de la tienda de nuestro barrio.